jueves, 24 de marzo de 2016

El misterio de la “gringa” de la Isla San Lorenzo


Existen cosas que nos pueden inducir a un estado de pánico, a través de le historia en este planeta nos hemos encontrado con lugares de alguna manera embrujados, donde solo los que tienen agallas se atreven a entrar. Lugares como la Torre de Londres, el Catillo de Edimburgo o la penitenciaria de Filadelfia, son algunos de estos sitios francamente perturbadores. Pero el Perú y precisamente, Callao no podía quedarse atrás.

 La isla San Lorenzo está ubicada frente a las costas la Provincia Constitucional del Callao; y fue incorporada al territorio el 18 de noviembre de 1899. San Lorenzo, siempre estuvo despoblada aunque en la actualidad existe allí una base naval de la Marina de Guerra del Perú. Esta isla contiene leyendas que se han ido trasmitiendo por generaciones hasta llegar al día de hoy. Una de ellas, que es la más conocida es acerca de una joven hija de un comandante de la base naval ubicada en la isla. Nadie recuerda su nombre, pues es conocida como “La Gringa”.

La Gringa de la Isla San Lorenzo:

Absolutamente nadie sabe cómo empezó esta leyenda, pero es muy bien conocida por muchos oficiales de marina destacados en el lugar. Muchos de ellos aseguran haber visto a “la gringa” Pero, ¿quién rayos es la gringa? Varios militares que han realizado servicio en la naval en la isla San Lorenzo, dan fe de este insólito misterio. La “gringa”, era una chica muy hermosa, hija del comandante de la estación naval y capitán de fragata.

Un día, esta joven llevó a su familia de visita a la isla para que conozcan el lugar donde trabajaba su padre. Después de la agradable visita familiar, la “gringa” le pidió a su papá permiso para dar un paseo por la isla. El padre, sabiendo que la isla es totalmente desierta, salvo la base naval, aceptó con agrado, de manera que la muchacha salió contenta a pasear.

Poco a poco las horas pasaron y ella no regresaba. El padre intentaba no perder la paciencia, pero el pasar del tiempo, sumado al retumbar de las olas y el negro pensamiento de que su hija pudiera estar en algún tipo de peligro, hizo que el padre comience a perder la paciencia. “¡Se acabó! ¡Hay que buscarla!”, exclamó un padre después de ocho largas horas sin rastro de su retoña.

La búsqueda comenzó por toda la isla. Sus hombres empezaron a buscar por todo el territorio y cada vez que terminaba el día, llegaban a la base desilusionados al no encontrar ningún rastro de la “gringa”. Fueron dos largas semanas de idas y vueltas con el mismo fracaso de siempre. Hasta que en una noche, el horror se asomaría a la isla. Uno de los hombres del comandante sintió un olor medio extraño dentro de un gran hoyo que usaban de basurero. Cuándo se asomo y vio lo que había adentro, el pánico se apodero desde los pies a la cabeza de dicho marinero.

En el hoyo se encontraban un brazo, parte del abdomen y una pierna; los tres totalmente descompuestos. El marinero recogió con repugnancia las tres partes, las colocó en un saco y las llevó dónde el comandante. Al ver el comandante la terrible escena, salto espantado del pánico. “Comandante, quizás estas sean partes del cuerpo de su hija. Quizás es ella. Está muerta”. ¿Pero cómo pudo haber pasado?

El comandante sin investigación alguna y en su locura, asumió que era el cuerpo de su hija y empezó a buscar entre los cientos de jóvenes del servicio de reclutamiento en la isla, quién fue el asesino. En la búsqueda, señalaron a dos marineros que exclamaban ser inocentes. La conclusión fue que los dos abusaron de ella y luego la mataron para posteriormente, no ser delatados. Sin embargo no existía una prueba lógica para condenarlos.

El comandante solo atinó a decir: “Fusilen a estos dos hijos de puta. Ellos mataron a mi hija.” Los dos marineros fueron fusilados y enterrados ahí mismos, a pesar de que ellos no fueron los culpables. Muchos recuerdan que ellos fueron elegidos simplemente por ser provincianos y además lo hicieron al azar. Los demás marineros. Aterrorizados con lo sucedido, nunca olvidaron aquella pesadilla. Muchos después se tranquilizaron, creyendo que ya lo peor había pasado sin imaginar lo que vendría después.

Pasaron unos meses y varios marinos hacían guardia en la isla, cuando de pronto veían de lejos pasar por las cuadrillas a una chica hermosa vestida de blanco y cabello rubio. Todos se quedaron atónitos, ya que dicha muchacha era  exactamente idéntica a la hija del comandante. Un grupo de valientes, que eran como unos cinco, se atrevieron a acercarse dónde la extraña joven. Pero de pronto, paso algo que ahuyentó a todos los que la curiosidad no les ganó.

Al momento en que los valientes marinos empezaron acercarse cada vez más y más a la muchacha, repentinamente comenzaron a convulsionar de una manera violenta. Comenzaron a lanzarse al piso, a sacudirse violentamente y botar espuma y hasta sangre por la boca. De los cinco, cuatro murieron de manera violenta, terminando con la cara totalmente desfigurada y con algunos órganos asomándoseles a la boca. El único sobreviviente, sólo recibió heridas leves. Al reponerse, les dijo a todos que esa muchacha misteriosa era la “gringa”. Que era muy bella desde la distancia, pero cuando te acercabas a mirarla, no tenía cabeza y pasaba lo que les pasó a los cuatro marineros fallecidos.

Esta leyenda se ha seguido arrastrando hasta nuestros días. Muchísima gente dice que esto es sólo un embuste que sirve para asustar a los reclutas novatos para que no salgan de sus cuadrillas. Sin embargo, hay quienes dicen que esta historia es verdadera al cien por ciento. ¿Les gustaría comprobarlo?


Travesía a la Isla San Lorenzo

Desde las nueve y media de la mañana, en el distrito de La Punta en Callao, es posible llegar a la Isla San Lorenzo a través de un yate crucero de dos pisos e incluso varias lanchas a motor. Este viaje es un atractivo para mucha gente, tanto peruanos como extranjeros de todas partes del mundo se aventuran a visitar esta misteriosa isla.


La otra opción es desde el muelle de la Plaza Grau en el Callao. El viaje en catamarán es suave hasta alcanzar la isla , que sirve como barrera natural y por eso las playas de La Punta y Chucuito no tienen olas. Pero cerca del cruce entre las isla San Lorenzo, junto con la de El Frontón, la marea cambia y hay mucho movimiento del bote. Para quienes sufren de mareo, se debe respirar profundo e ir preparado con una pastilla anti mareo. ¡No importa!, vale la pena visitar esta fantástica isla, que entre muchas leyendas acerca de chicas misteriosas o incluso barcos fantasmas, resulta muy atractiva. ¡Atrévete! 

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